Reelabora tu receta familiar preferida reduciendo o sustituyendo carne o derivados lácteos
¡Menos carne y más sabor! Consejos para transformar las recetas familiares
Las recetas familiares de toda la vida suelen ser algo importante para todos nosotros, por lo que puede que la simple idea de cambiar algo con tanto valor emocional nos dé un poco de respeto. Pero hay maneras de modificar una receta familiar manteniendo aquello que es importante para ti, al tiempo que reduces o eliminas la carne y los derivados lácteos que lleva. Intenta estas dos ideas.
- Si quieres reducir la cantidad de carne y de derivados lácteos: cambia la proporción carne-verduras. Muchas recetas tienen una proporción de carne y verduras de cuatro a uno o más. Si no quieres quitar la carne del todo puedes cambiar la proporción para que el plato siga teniendo carne pero con más verdura. De esta manera mantendrás el sabor, reduciendo la huella ecológica y haciendo que el plato sea más sano. Hasta puedes utilizar el dinero que ahorres al comprar menos carne y derivados lácteos para comprar carne y derivados lácteos ecológicos de mejor calidad.
- Si quieres sustituir la carne y los derivados lácteos: cambia la carne y los derivados lácteos por fuentes de proteína de origen vegetal y otras verduras. Mucha gente consume en realidad más proteínas de las que necesita. Si a pesar de todo te preocupa mantener el contenido de proteínas de tu plato, puedes sustituir la carne/lácteos por proteínas de origen vegetal. Las legumbres (judías, guisantes y lentejas), ciertos cereales, frutos secos y semillas tienen un alto contenido en proteínas. También puedes utilizar tofu, tempeh, seitán, proteína vegetal texturizada y leche y queso de origen vegetal.
También podemos hacer maravillas con nuestra comida cambiando un almidón por otro. Puedes sustituir un tipo de almidón por otro igual de delicioso pero con más contenido en proteínas. Por ejemplo, el acompañamiento de arroz, pasta o patatas de algunos platos se puede sustituir por polenta, granos de trigo, teff, quinoa, pasta integral, arroz silvestre, mijo, cuscús, avena o trigo sarraceno.
Comparte tus resultados
Una vez que le has dado un nuevo toque a la receta tradicional familiar, invita a algún familiar a cocinar la nueva versión contigo en la siguiente reunión familiar. Comparte fotos en las redes sociales de la versión antigua y la nueva y los cambios. Puedes incluso retar a tus amigos y a tu familia a que intenten hacer ellos mismos una nueva versión.
Quien sabe, quizás tu nueva versión mejorada se convierta en una nueva tradición.