Para enfrentarse al cambio climático es fundamental cambiar la producción ganadera. Si redujéramos el consumo y la producción de carne y derivados lácteos en un 50% para 2050, podríamos reducir un 64% las actuales emisiones de gases de efecto invernadero del sector agrícola.

Los pedos y eructos de las vacas, cerdos y ovejas son un gran problema. El 39% de las emisiones de gases de efecto invernadero de la producción ganadera provienen de estos gaseosos incidentes.

Lo que comemos importa. Comer judías en lugar de ternera una vez a la semana durante un año equivale a no quemar 144 litros de gasolina.